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México. Lejos de una revolución.


Daré mi opinión respecto a la situación actual que vive nuestro país. Siempre lo he dicho y lo sostengo: el gobierno no es el único responsable de los males que padece México. La sociedad es en gran parte responsable de lo que pasa hoy. Y aunque no lo parezca, aspectos pequeños como el no tirar la basura en su lugar y hacerlo en la calle, no ceder el asiento y hacerse el dormido, pasarse un alto, no respetar las leyes, etc. Son cosas que influyen en nuestro día a día. Estas cosas, por pequeñas que parecen, trascienden en la educación, en la convivencia, en el desarrollo.

Es incoherente protestar por el mal gobierno saqueando tiendas departamentales y robando objetos como pantallas de plasma, computadoras y videojuegos. No veo protesta en esos actos ni propuesta ni fin. Es un acto totalmente egoísta y de interés personal. La sociedad está tomando decisiones arrebatadas, y las protestas hasta ahora realizadas, incluyendo las de "no-violencia", no se están llevando a cabo de manera adecuada. La falta de interés del resto de la población y la falta de información —ignorancia— de gran parte de la misma —sobre todo de las clases media-baja y en situación de pobreza— son cruciales para que las protestas no tengan el resultado esperado, pues no existe una verdadera unión, y no todas las personas inconformes están involucradas en las protestas. La indiferencia de quienes viven cómodamente y que, a su parecer, las decisiones del gobierno «no les afectan», pero consideran que las protestas sí son las que les afectan, también influye. Y entonces, dichas protestas, se vuelven efímeras, no trascienden y el gobierno sigue haciendo de las suyas.

La noviolencia es fundamental en las protestas, y mientras la sociedad no logre mostrar su descontento sin violentar, no logrará su ideal. Para lograr un verdadero cambio se necesita realizar un verdadero proyecto social a mediano y largo plazo. Un proyecto de desobediencia civil. Y debe ser a mediano y largo plazo, porque es necesario educar a las clases vulnerables, a las personas ignorantes; e incluso lograr el apoyo de las clases altas a las clases bajas. Lograr una verdadera unión social, que haga efectiva la lucha contra el mal gobierno. Lograr que las personas que se sienten "no afectadas" se solidaricen en la lucha y entiendan que también son afectados. Se necesita un verdadero interés y conocimiento de la situación de parte de todas las personas que nada tengan que ver con el gobierno. Una unión social donde se demuestre el poder del pueblo. Y sea el pueblo, a base de orden y organización, el que decida el rumbo del país. Una verdadera desobediencia civil que dure más de tres horas. La duración debería ser por lo menos de un mes, dos. No pagar servicios, no pagar impuestos, no trabajar, y menos deben de hacerlo aquellos que trabajen para dependencias de gobierno. Por ejemplo: dejar de pagar luz, y que aquellos mexicanos que trabajan en la Compañía Federal de Electricidad dejen de trabajar; así, mientras unos no pagan, no habrá quien suspenda el servicio. El mexicano que trabaja en casetas no debería cobrar. Y así sucesivamente. Debe ser un movimiento organizado y de verdadera unión, mas no se deben saquear tiendas, robar y violentar.

Y coincido con el mahatma Gandhi: «Las transformaciones políticas deben ir unidas a transformaciones personales, pues de otra manera la transformación real no se produce. Del mismo modo que los marxistas y anarquistas, Gandhi consideraba que era absolutamente necesaria la transformación de la sociedad. Ahora bien, el que esto se produjese no dependía de un momento de crisis revolucionaria, sino que debía de comenzar a darse a nivel personal. La Concepción de Gandhi respecto a la revolución era, pues, que ésta debía ser total, debía de abarcar todos los aspectos del ser humano. El gobierno indio que habría de instaurarse posteriormente a la expulsión de los británicos no podría cambiar algo, ni alcanzar la justicia, si no se producía junto a la autodeterminación política un cambio profundo a nivel personal de todos y cada uno de los que componían el país.» Es aplicable a la situación de México. Se debe hacer también un cambio a nivel personal. Dejar a un lado discriminación, clasismo, elitismo, soberbia, egoísmo. Aprender a ser un mismo pueblo con un mismo ideal. Seguirlo todos: campesinos, secretarias, doctores, maestros, abogados, millonarios, empresarios, profesores, mecánicos, albañiles, choferes. Debemos educarnos unos a otros, apoyarnos, respaldarnos, atendernos. Educar al pueblo y hacerle saber la situación, el porqué de la lucha y el proceso.

Sin embargo, queridos amigos, lectores, extraños, auditores, mexicanos que compartimos el mismo dolor... Con otro dolor, aún más profundo, me doy cuenta que no estamos preparados para ello. Y no lo estaremos mientras existan personas que tiran basura en la calle, que no leen, que no se preparan, que no se solidarizan en el dolor de otros, que se pasan los altos, que viven de la cultura del Narco, y no aspiran más que a ser el nuevo «Señor de los cielos», que saben nada de historia, que no se involucran en problemas sociales ni políticos, que en nada les interesan el arte y cultura, que no siguen las leyes, que roban, que violentan a otros, que son elitistas, que discriminan, que asaltan, que matan, que amenazan. Pues la noviolencia y la desobediencia civil organizada están muy lejos de nosotros todavía. Las luchas serán efímeras e intrascendentes. Porque no podemos ni siquiera convivir entre nosotros y pretendemos derrocar al mal gobierno. Hacemos diferencias y generamos odio hasta por ser fanáticos de clubes de balompié distintos. Hace tanto tiempo que pudimos lograr un cambio, pero no nos interesa, somos indiferentes a las crisis, a los problemas, a la impunidad, a la corrupción. La sociedad… en realidad ha fracasado. Es en gran parte culpable de lo que hoy pasa. Y QQ.·. HH.·. es nuestra responsabilidad ayudar, educar, enseñar y hacer mejores personas a todos los mexicanos. Enseñemos a nuestros hijos a respetar la vida, incluso los semáforos, no basta con enseñarle a no tirar basura en la calle, podemos enseñarles también a recogerla, incluso cuando ellos no la tiraron. Por el bien del planeta, de su entorno, de su vida.

Es complicado, pero no imposible. Y tampoco se trata de ser 100% buenos y sin errores. Pues al tener virtudes y defectos, ya somos perfectos. Pues hay un equilibro. Es imposible no cometer errores, no hacer cosas en las que otros no estén de acuerdo, pero debemos respetarnos, y debemos preocuparnos por no tener más defectos que virtudes. Se trata del progreso universal. De la estabilidad de la especie. Seamos coherentes. Y comencemos con los cambios a nivel personal. Confío en que algún día estaremos listos para lograr un cambio.


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